Ese momento sublime que llega. Es ese momento de entendimiento, de conectarse y desconectarse, de observar con disimulo, de hablar y explicar. Es ese momento de armar el rompecabeza con ilusiones que se presentan.
Es momento de observar, de ir descifrando y creando ilusiones. De dejar que la felicidad fluya y se manifieste. Y dejar a un lado el repiqueteo de la queja y la tristeza.
Es momento de observar, de dejar que te descifren un poco y abrir un poco el hermetismo en que te encierras. Es momento de crear ilusiones, de permitir que lleguen a ti, de sentir la vida sin analizarla tanto, de reirte de lo absurdo y esperar que lo bueno llegue a ti.
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