martes, 23 de julio de 2013

Sin trabas

Dos extranos se conocen por la vueltas del destino.  Se observan, se hablan de manera distante y un tanto formal.  Es el respeto exhibido acorde con el protocolo social, de la etica impuesta, de esos respetos que impone la sociedad, que crean trabas. 

Pasa el tiempo, se conocen un poco mas, hay un poco de confianza, el usted se mezcla con el tu, la quimica comienza a crecer, el respeto ya no es tanto, pero todavia hay pared, esa cerca de hiedra creada por la sociedad, por la etica, por el protocolo social y las trabas.

Pero, de la nada, comienza a nacer la magia, esa magia que trae consigo el duende y el hada de tierras lejanas.  No los vemos pero son reales.  El tiene el pelo rojo, con pecas simpaticas, ojos color miel y un traje verde y amarillo.  Ella, mucho mas bella, es alta, con pelo rubio largo y ojos de azul de lago y traje dorado.

Por un lado, el duende tira y esparce en el aire polvos de oro  magico. Ella por su parte, el hada, con su varita magica adornada con perlas y diamantes, los toca a ambos en los hombros.  Esta mezcla de oro en el aire y el toque de la varita trastoca el orden imperante, la formalidad, la etica y el protocolo social y las trabas.  Se rompen las paredes y las cercas de hiedra que separan a estos dos extranos.

Y ambos, los extranos, se sienten como si se conocieran por cientos de anos.  Y hablan, y  rien, y disfrutan y se quieren seguir conociendo y explorando.

Y de momento, de la nada, el usted se convierte en tu, el respeto se convierte en deseo, la paciencia en ansia. Y quieren volver a verse, a hablarse uno al otro, a compartir, sin tiempo limite, sin protocolo social, sin etica y sin trabas.






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