sábado, 20 de febrero de 2016
ese
Varado en este mundo, en macondo, rodeado de mil estímulos. Esa situación que se repite, esa hambre insaciable, esa premura, ese día de trabajo que vemos como necesario y es lo menos, ese momento mágico ante el mar y el árbol frondoso, ese montón de carros, la risa de un niño, la lata de cerveza mal tirada, la mirada tristona de un perro hambriento, la espera porque termine la vida, la risa de los hijos, ese aroma del seitan, una tostada con mantequilla, ese bocinazo estridente, esa asana palpitante y esa kata equilibrada, esa panza que crece y se reduce, la generosidad de alguien, esa prisa que no termina, esa mano suave de una mujer linda, esa anciana en la caja registradora tratando de pagar su compra, ese Jesus que no vuelve y ese Buda que a veces me mortifica, ese silencio, esa piscina que me refresca en ese verano caliente, esa empanadilla de chapin deliciosa, ese llanto de ese bebe hambriento, esa raqueta y ese tiro de revés perfecto, esas nalgas divinas, ese perro que se rasca ante la pulga incisiva, ese viento que acaricia, esa hormiga brava que me pica, ese helado de vainilla, ese orgasmo divino, esa barra de chocolate orgánico que se termina, ese obrero que lucha por su trabajo, la niña que recita el poema, ese niño que patea su balón, esa flor divina, esa flauta que suspira, ese avión que aterriza, ese hombre obeso que se harta, esa anorexica que no come, ese que se fuma su pasto, ese que critica a los gays, ese titulo de universidad que sirve de poco, ese éxito de aquel, esa perra que llora, ese gato que brinca del piso 3, esa noche que duerme, ese sol de ayer, ese rocío refrescante, ese....
No hay comentarios:
Publicar un comentario