jueves, 18 de febrero de 2016

matapiojo

No es no. Se lo das a entender con la mirada, con tu lenguaje corporal, con tus pocas palabras escuetas. Que no me interesa. Que no eres tu carajo. Son esas mujeres que son como el matapiojo, que parecen vendedoras insistentes de carro, que se te quieren meter por los ojos. Y no es no y siguen para encima como toro desbocado. Y eres amable y das los buenos días y quizás una oración o dos o una leve conversación para no ser del todo antipático y ellas se imaginan que te la estas rapeando. Ese mundo de fantasía platónico que exhibe un egocentrismo o una falta de auto estima o amor propio. Porque si te dicen no mas de diez veces con la mirada o con el lenguaje corporal pues sigue tu camino y enfila tus flechas hacia otro. Y este cuento le aplica a los hombres también que esos son peores con la obsesión ya que recurren al acecho y la violencia. Las mujeres no son violentas muchas veces pero de una forma sutil acechan también. Es decir, eso de estar ahí como el marapiojo es algo innecesario. No es necesario fijarse en alguien que no te corresponde. Mejor seguir tu camino y como decía mi madre mas arriba vive gente.

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