Te escapas, de manera subita, cuando comienzo a ver tu mente. Te escapas con prisa, sin rumbo fijo, a esas tareas cotidianas que consumen tu vida. Y cierras esa puerta ese día, esperando al otro día. Te escapas, a media palabra, sin considerar mi espera impaciente, ante mi pasión cargada, impaciente y ya molesta. Te escapas sola o a otros brazos, sin rumbo fijo, ante mi espera continua.
No hay comentarios:
Publicar un comentario