Caminata de madrugada, sigilosa y fresca, caminata de vagos dormidos o de sicoticos despiertos, sulfurante al sueño inquieto, de trinar de pájaros, de coquies que se esconden en la maleza, caminata de duendes pequeños y ogros de un solo ojo, esa que salpica rocío, que se enardece con la brisa sabrosa. Caminata sin camino, sin rumbo fijo, ante la mirada de nadie.
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