Madrugada incipiente, sin sueño aparente. Alejado de ese mundo de acero y concreto. Adentrado en el rock sicodelico por un momento. Tratando de olvidarme de ese rostro bello, por un momento. Madrugada creativa que domina, de querer volar, de querer abrir otras cortinas. Madrugada solitaria, recordando ese sonrisa. Madrugada silente, donde los mortales duermen y los duendes nocturnos reaparecen
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