Montaña de pesetas, traviesas, que no se dejan contar, que brillan de alegría, que son mas divertidas para pagar que dolares, que se caen, se resbalan y se esconden debajo del sofa, que dan alegría al cajero, que el niño celebra y la niña sonrie, que sirven para completar para la Dona y el refresco, que el vagabundo sobrevive con ellas.
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