Esa risa contagiosa, de pimienta pura, esa risa de cumpleaños, de chiste alborotado, esa risa persistente, que te ahoga, que te exacerba la flema, que es tanta que crea lagrimas pequeñas, esa risa guardada, que atraviesa esa pared de cera, esa risa que cura el alma, que trasciende razas, lenguajes y guerras.
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