Esa sonrisa de un niño, curada en sal de ángeles. No maniatada, sonrisa de ángel, jugando con muñecas o soldados. Sonrisa de niño, en ese mundo de jugar briscas, sin obsesiones de política o de mal amores, arisco a las novias y los novios. Sonrisa de niño, sin neura, sin palabras soeces, sin violencia y sin exceso de trabajo. Esa sonrisa, curtida en sal de mar, bendecida, que da paz solo de verla por un instante.
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