Me pinto y me desdibujo. De colores tenues y brillantes, para camuflagear lo que siento, la llama que arde. Me dibujo constante de rojo suave que contrasta con el amarillo subido. Me pinto la nariz de verde esperanza y las manos de un violeta pálido. Porque me pinto? A saber, quizás para no parecerme al camino recto, a la marejada en calma. Me pinto de colores, saboreando en mi mente tus caderas de menta.
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