Alana había salido momentaneamente del bosque de las flores. Combatía al temible Ubor. Alana no tenía miedo, solo cautela. Ansiaba sentirse libre, volar como gaviota sin rumbo fijo. Alana conoció a Hunza en el túnel de los girasoles y los jazmines. Apenas se conocían y buscaban confiar el uno del otro de ser posible
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