Hunza pretendia llegar a las mentes de ellas. No quería fijarse en la mente de una sola mujer. Lo había pretendido y era peligroso. Ahora solo les hablaba, contemplaba su torso, sus senos, contemplaba la compañía de aquella que llegara de paso. Hunza las comprendía, les hablaba despacio y las escuchaba. Ellas sentían orgasmos. Hunza solo les hablaba, a veces les rozaba los dedos de la mano, y ellas sentían orgasmos
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