Hunza había sido herido por una mujer sin escrúpulos ni vida. Esto habia endurecido a Hunza. Hunza pedía consejo y sabia que no debía confiar de quien se lo ofreciera. Hunza estaba prevenido, contemplaba, se ejercitaba, iba al mar, rezaba a la Virgen de la Rosa Mistica. Hunza limpiaba sus siete puñales, siendo el negro y rojo su preferido. Su corazón estaba protegido por esos siete puñales, especialmente por el preferido
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