Hunza visitó a Lao Sun, el mandarín. Lao Sun era experto en yoga y en el escogido idóneo de frutas, siendo su predilecta la papaya, conocida en su tierra como la fruta de la sabiduría y bienestar. Lao Sun enseñaba a Hunza asanas y destrezas de seduccion y de paz interna. Hunza por su parte le enseñaba a Lao Sun sobre la poesía y la improvisación. Hunza y Lao Sun se veían poco, pero se conocían ya de varias vidas pasadas
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