Lao Sun era un mandarín actobatico. Inmerso en la lectura y el auto descubrimiento. Hunza y el mandarín se conocieron en una batalla. Intercambiaron puñales. Lao Sun le regalo el color mostaza. Hunza le regalo uno color verde tenue. El mandarín a veces se comunicaba telepáticamente, a veces mediante sueños. A veces su trenza larga rojiza fue un arma, utilizándola como una cobra en cuellos enemigos durante las batallas.
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