Frankenstein, el Jorobado de Notre Dame, el Guasón, Doña Alicia, Satanás, Don Moncho del Barrio Vacas de Villalba, todos tiene algo en común. Votarán el 6 de noviembre. Algunos o todos están muertos, otros con la mente en Valencia producto del agonizante Alzheimer, otros con la mente torcida, y si, todos, votarán. Resucitarán ese día, se quitarán de encima residuos de hormigas bravas, algún gusano cretino y tierra trasnochada impregnada en sus muertos cuerpos. Sus espíritus descendarán del Más Allá y se teñirán de azul, en vías de engordar las cuentas de sus Creadores, de aquellos que les dieron vida como títeres de circo barato o como Pinochos corruptos.
El líder bravucón, de bigote hitleriano y actitud de Pinochet, visita Las Cucharas, la de Bayamón, la de Guayama. la de Vega Alta, y las demás, en busca de votos. Los Insectos, los Ñetas, los 21, son víctimas de su demagogia, les promete a saber qué a cambio del voto teñido de azul. Son miles y hay que sumarlos a los muertos. Si, para prevalecer y mantener con vida a sus Creadores, que se alimentan de poder, de dinero y de abusar.
Esquemas electorales del Siglo 21, juego de ajedrez pensado y repensado, en vías de robarse la Elección, de mover las aguas lentas y repletas de algas, y convertirlas en un tsunami a costa del engaño y la mentira.
La inmundicia impera, corrompe hasta al Jorobado de Notre Dame y trae a Doña Alicia del Más Allá. Demagogia incesante que sienta en la mesa a asesinos y violadores y les tiñe las manos de azul.
Juego peligroso, que atenta contra la dignidad de un pueblo, que destruye la democracia, y tiñe de azul a nuestro adorado Macondo.
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