Por alguna razón, siempre he creído en el ideal de la independencia. En tiempos recientes, en ánimo de llegar a un japi midium, he coqueteado con ese diz que ELA soberano. He coqueteado con ese embeleco no porque crea tanto en ello sino como modo de posicionarme mentalmente en algún barco que tenga probabilidades de llegar a algún puerto. Esto, ya que los líderes independentistas se meten en una caverna por tres años y no educan y en el año electoral resucitan como Lázaro con ese discurso de Siglo 20 donde venden un sueño a personas a los que se les ha lavado la cabeza por más de cien años y se les ha sumido en el mantengo y se les ha aprisionado en los barrotes de la colonia. Pues el ELA soberano es algo que no me enloquece pero no me espanta y nos provee mayores poderes, mayor hegemonía política y económica, y nos permite pararnos solos, aunque sea con muletas.
Pero, ¿qué pasa? O, espero que no pase. Es el maldito vaivén político, ese que nos lleva de rojo, a púrpura, y luego a azul. Es ese vaivén que comienza con esperanza pero se reduce a crear semidioses, a seguir con los amiguismos, a pagar favores políticos y a recompensar al que aportó más cash en la campaña e ignora con i mayúscula a todo aquel que dio la mano verdadera y de confianza en la época electoral. Es ese momento donde a los nuevos líderes políticos les da amnesia selectiva, y les da con vivir la vida loca política, y a montarse en esa maldita escolta de guagua negra con tinted glas, y de emborracharse de poder y dar una bailadita al compás del Gran Combo.
Oye, pero que no hay nada malo de mover las nalgas al compás de los Mulatos del Sabor, pero malo es seguir meneándolas por los tres años del cuatrenio, ya que el último es el de la tiraera de campaña y ese ya no cuenta ni pa’ pul ni pa’ banca. Y si no hiciste na’, te jodiste. Si, porque ya los azules la montaron, la plancha, con el Pilu y el heredero del Rosellato y el Furer boricua velando guira y la Gordin soñando con Krispy Kreme y volver a sus romances con Ruben Sánchez, al estilo de J.Lo y Marc Anthony.
Y ante eso, yo quiero ser iluso y apostarle al tajo. Yo quiero pensar que los nuevos líderes populetes ponen su acción donde ponen la palabra, que abrirán sus mentes a las alianzas, que serán sabios y sabrán diferenciar entre talentos reales que pueden aportar a este país y no mantenerlo sumergido en esta arena movediza que nos condena y nos asfixia. Yo apuesto a la democracia, a ser un pueblo unido, sincero y honesto y apuesto a educar al analfabeta y a sacarlo de la mentalidad de recibir cupones a cambio de ser un vago novelero. Y yo apuesto a ser más y no a ser menos.
Espero no perder la apuesta, espero que el ahora rojo no tome matices de púrpura para convertirse en azul en el 2016. Si sucede, que Dios nos ayude ya que volveríamos a lo peor que nos puede dar nuestro adorado Macondo.
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