A el le encantan los girasoles, esos que miran de lado al viento y saludan la salpicada de lluvia. Ella se disfrazo de girasol, enamorándolo sin piedad, transformándose en damicela hermosa, esas que encantan a todos por igual. Y así comenzó el cuento hermoso de hadas, de los dos enamorados, que jamás terminara.
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