martes, 9 de agosto de 2016
volcán
Los amantes se desprendían, la ropa. Se besaban lentamente, lengua con lengua, sin prisa. Su ropa interior se iba desintegrando y su lengua pasaba todo el cuerpo de ella, todo. Por su parte, ella saboreaba la parte más íntima de el , y no quería despegarse jamás. Jugaban en poses de sexo, ella encima, luego abajo, y por detrás. Alargaban la noche, alargaban el climax y el orgasmo, y cuando llegaba ese momento sublime de placer, se abrazaban y al rato se buscaban otra vez para empezar a amar nuevamente.
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