viernes, 25 de marzo de 2011

“Esa es la que hay, papá…””

                                                         
                                                                   
La raza humana quiere echar pa’lante pero está como la guagua en reverza.  Es que a la gente le da un bla lo que le pasa al de al lado.  Da pena decirlo, tíldenme de negativo, me importa un carajo, total.
No se engañen , están bregando con un tipo que medita, va  la Iglesia y trata de “think straight” como dicen los de allá.  Pero, es que no es fácil.  El otro día, al caminar por la acera le cedí el canto (de acera no sean dañaos) y al yo suspirar, el tipo  casi me invita a pelear.  Otro día, una  mujer, si una mujer, se bajó del carro  y me invitó a  pelear. Hoy, un gordo que le tiraba “blower” a las hojas mientras yo jugaba tenis se puso “malcríao” cuando mostré mi molestia, sin ofensa ninguna.  Pero, qué es, ¿que hay que vivir como los zombies, y que le pasen el rolo a uno?  ¿Y mi libertad de expresión,  de molestarme con cordura, se acabó, ya no existe?
El otro día alguien mató a una embarazada y a sus dos hijos, ¿Qué es esto?  ¿Y así quieren que me vaya feliz a Plaza las Américas  a hacer “window shopping”?  La embestida emocional que vivimos está pasá y lo más triste es que nos acostumbramos a vivir con ello.  De vez en cuando, hacen una paradita de la paz o hacen un lazo de oración.  Pues eso está bien, pero que me perdone Dios, a algunos, a los sanguinarios, lo que les aplica es la ley del talión. No resuelvo  el problema, pero elimino al causante de una injusticia infernal.. Pues si, no soy el niño querido de Amnistía Internacional,  pero es que me jarté.  Oye, pero,  ¿y si le aplican el talión al que no es?  Diache, esos son ‘bloopers” que ocurren y en Puerto Rico, dado a vicios de construcción tanto de edificios como de mentes atrofiadas,  le aplicarían la letal a muchos inocentes.  Asi que reconsidero, y vuelvo a mi teoría moribunda de rehabilitar a Lucifer, pa que se meta a otro “walk up” y viole a tres más.  Si, porque al Gordo enfermito le gusta comer “corn flakes” y darle la terapia respiratoria al nene de la que violo y luego tirarse por la jalda y reírse de los agentes que lo persiguen. Oye, y el pobre Lorenzo, no el Lorenzo de los muñequitos, sino el ángel que asesinaron.  Pues a ese, lo han usado para “media tour”, para escribir “best sellers”, para alimentar el chisme y el morbo.  Y el asesino, hello, ¿dónde está?
Los asesinatos son también de reputación y de profesión. Cientos y miles sufren  injusticias y son atropellados, pisoteados, humillados y marginados. Pero, esto es normal, es parte de la vida moderna, del dejar hacer, de ponte tu y me salgo yo, de adiestrar al que te reemplaza, de fingir ser feliz en la mierda de trabajo que puedas tener y que tienes que agradecer porque la cosa está mala y arrodíllate y persígnate porque no estas en el purgatorio del desempleo.
Pues, ¿qué nos salva? Pues los gatos de la calle que te agradecen con la mirada cuando le echas comida seca, aunque sea de la barata.  O la perra recogida que te mueve el rabo.  O el niño que caza tormentas o juega  a mutarse en “Ironman’ con ‘Batman’ o la niña que abraza su peluche y lo besa con ternura. 

¿Dónde vamos?  Me gustaría saber.  Saber, más allá del clichoso “todo va a mejorar o la esperanza es lo último que se pierde”.  Es tropezarme y que se disculpen y no me inviten a pelear. Es considerar al prójimo, es dar tu plato de comida, y no para congraciarte con tu ego. Es ser sensible al de al lado y soltar la maldita hipocresía que te domina y te hace persignarte y comulgar sin merecerlo, es rendir cuentas a Dios aquí antes de que te manden a buscar y las cuentas se las tengas que dar a Satanás.  Suena crudo, pero a fin de cuentas, en Macondo, esa es la que hay, papá…

25 de marzo de 2011