No fue tarea fácil. La contrallá había que bajarla como 13 escalones, sin equipo de mudanza apropiado. Para colmo, eramos mudanceros delincuentes ya que no habíamos llenado los famosos permisos con el administrador, de paso, no muy simpático él.
A comienzo de la epopeya, la pequeña mounstra por poco me cae en la mano que por poco me la convierte en suchi aplastao luego de veinte manoseos.
Al segundo escalón, me rebelé y dije “NO MAS” como dijo Durán en la segunda o tercera pelea (no me acuerdo bien) con Sugar Ray Leonard cuando el segundo, durante la pelea, le hacía burlas tipo payaso de Cirque du Soleil.
El grito o expresión de rebelión no me liberó del problemón, aunque pienso que captó la atención de mi suegro y tío político de mi esposa que eran los compinches en esta misión disparatada. Les confieso que ellos, dependían más de la mana que de la fuerza ante esta encomienda impuesta.
Finalmente, nos encomendamos a Dios y luego de sobarla, empujarla y agarrarla ( a la nevera, no sean mal pensaos) llegamos a la pickup prieta de mi suegro, destino final de la Miss Modelo Plus. Cuando abrimos la puerta de la nevera, sentimos algo asi como la peste bubónica en boca de perro con alitosis. Es que a la nina no le habían dado cariñito en buen rato. Quizás por esto es que mi querida inquilina la rechazó ya que ella prefería la suya que recibía limpiezas bucales de manera quincenal.
Luego de esta actividad relax (si Pepe) pensé que me podía poner en cruise control y bregar con el resto de ese sábado, con la cal y arena que generalmente trae. No fue así.
Les adelanto, que previo al ejercicio mudancero, había recibido la triste noticia de parte del veterinario que mi perro de raza Boxer, llamado Tabú, tenía un virus que atentaba contra su vida y había que hospitalizarlo. Su probabilidad de sobrevivir era un raquítico 30%. No podía ser al menos un 50, bendito?
Ese día Tabú había amanecido achongao, cosa rara en él que era un perro de apenas 6 meses y lleno de vida.
No obstante, mi esposa y yo, aunque preocupados, guardamos la esperanza que iba a echar pa’lante.
Luego de este paréntesis, volvemos al momento cuando luego de la mudanza relax, me dirijo a casa de mis suegros donde me espera mi esposa, hijo e hija. Mi esposa quería ver “The Blind Side” película en que Sandra Bullock ganó el Oscar este ano. Lo interesante es que mi esposa hace como 2 meses que quiere ver la película y al día de hoy no ha podido. En el caso de Sandra, este mismo ano ganó un premio de peor actriz por otra película, su esposo la enganó con Bombshell McGee, una modelo totalmente tatuada y ella. blanca como la nieve, adoptó un niño o nina (no recuerdo) de raza negra. Sin duda, un ano lleno de contrastes para la ex Miss Congeniality.
Dándole fast forward otra vez (parece esto una película de Jacobo Morales con el palante y patras)) voy camino a la casa y de momento un ruido de goma explotá. Me encontraba llendo hacia Bayamón por el Expreso de Diego y ante el incidente acaecido, me desvío por la salida de Catano. Me pasó por la mente que no estaba en un área muy cristiana. Que prejuicio verdad, si llego a estar en Garden Hills hubiera pensado lo contrario, aunque ahí es que viven los bichotes reales de cuello blanco…
Me paré en un lugar y le preguntó a un mulato grande, sesentón, que dónde encuentro una gomera. Que ingenuo verdad. El tipo me mira de arriba a abajo y me tasa como prostituta a media noche. Me dio instrucciones de como llegar a una. Prosigo la marcha y la avenida se hacía bien larga y comenzaba a oscurecer y yo en el Barrio Palmas. Pensé otra vez, lleno de prejuicios, me jodí.
De momento divisé a un guardia y en vez de pensar en la palabra puerco pensé en el Papa Benedicto 16 (no es eso algo hecho con huevo?). Estaba salvado de los narcos de Las Palmas. El niño protegido del Super Figueroa Sancha (asi se llama?) me rescataría. Este policía estaba comiéndose alguito en un chinchorrito frente a Las palmas resort (en realidad era el Residencial Las Palmas). Le pregunté dónde había una gomera y me dijo que más al frente hay un dominicano que todavía estaba abierto. Mentira, más cerrao que la UPI en dia de Huelga.
Viré en u y patitas pa que te quiero y haciéndole honor a Speedy González, uno de mis héroes de la infancia, me fui de to aquello.
El celular estaba casi en “empty”, el destino confabula como dice Paulo Coello, pero a veces , para desangrarte la úlcera. No veía un chavao Pep Boys o Western Auto que están a dos por chavo tipo Burger King de cosas automotrices. Luego de un peregrinaje breve, divisé uno en medio de esa bella arquitectura de los shopping centers portoricencis. Me sentí como cuando un beduino sediento llega a un oasis en el desierto…suerte que no era un espejismo.
La goma hacía ruido pero estaba inflada. Me dije, debe ser un tachuelón de expreso de esos souvenirs que nos dejan nuestros queridísimos camioneros, de esos que tienen en la parte posterior del truck al vaquero loco que quiere matar a Bugs Bunny.
Pero, que va, ningún tachuelón. La goma Pirelli, belleza italiana cuando nueva, tipo Sofía Loren en su prime, era ahora una mera salchicha italiana, rajada e inservible. Yo me lo imaginaba ya que me consta que estaba pelá, pero con tantos gastos lo había relegado pensando que la inmortalidad la cobijaría.
Me tuve que ir con la repuesta. Me la instaló un Forrest Gump boricua, de proceder tosco y con la bandera boricua tatuada en un brazo.
Ese día me acosté esbaratao.
El domingo siguiente, 2 de mayo de 2010, fue menos estrésico pero mucho más triste. Nos llamaron del veterinario para informarnos que nuestro bello Tabú había fallecido. Es el segundo Tabú que pierdo. El primero murió en mis brazos a los siete anos en la Avenida Andalucia al ser atropellado por un carro frente al negocio de mecánica de un exesposo de mi mamá. A este segundo Tabú lo bauticé así en nombre del primero. Me visualizaba con él por muchos anos. La ironía es que pensaba vacunarlo de lo que murió cuando cobrara en semana y media. No lo había hecho por culpa de la dejadez, de que puede esperar y de la economía que diz que aprieta pero no ahoga. Me sentía con rabia, impotente, culpable. El lunes lloré, coa no muy común que haga. La tristeza me inundó.
El final de este Hondo en Macondo no pretende ser triste, ni trágico, ni para que se sienta lástima. Tabú debe estar en el cielo con otras de mis mascotas ya fallecidas y las cual espero ver algún día otra vez.
Si les digo que preferiría mudar mil neveras y que se me exploten mil gomas antes de perder a un ser querido, sea este una mascota, un familiar, un amigo, etc… Es sin duda un misterio, la vida. Pero hay que resignarse, respirar hondo y dar la batalla.
Cuando pase la pena, cuando se aquiete un poco el alma, compraré otro Boxer. Me imaginaré que es Tabú, que volvió a la vida. Porqué no?....