miércoles, 27 de febrero de 2013

Temperatura a la Inversa

La otra cara de la moneda. Es que la temperatura hay que tomarla de parte y parte.  Es como cuando dos boxeadores se miden en un ring.  O como cuando dos experimentados litigantes entran a un juicio.  O cuando una leona se enfrenta a tres hienas.  Se toman la temperatura primero, antes de enfrentarse. 
En este megarevolu enchilado del aeropuerto Benito Juárez el 99.9% de la población está perdida.  Perdida por dos razones.  O no tienen todos los hechos ó de tenerlos, no los entienden del todo o nada entienden, punto.  Si, porque de tener los hechos, son telarañas espaidirianas (viene del castizo Spider Man), de matices no solo contractuales, sino también financieros, económico y técnicos a la décima potencia.  A eso, añádale la falta de buena voluntad que pueda tener el comprador que está ahí obviamente por la ganancia y no por obra de caridad.
La transacción de la venta del aeropuerto no puede ser vista solo en términos de si es un buen negocio para los charros ó para los boricuas.  La realidad es que, según se dice, la Autoridad de lo Puertos, y lo relacionado a ésta que no puedo especificar en este preciso instante, tiene un desbarajuste presupuestario que no lo salva ni el médico chino (ni su enfermera asistente) y la alegada única salida es vender o alquilar o cómo tu quieras llamarlo.  
Confieso que los números no son lo mío. Digo, hay quienes son peores que yo interpretándolos, y por mucho, pero jamás me atreví a tomar Cálculo y compañía.  También confieso que me pierdo en esas explicaciones rimbombantes de porcientos y estadísticas y de tablas y algoritmos que explican el porqué si y el porqué no se debe vender el Juárez.  Así, que, ¿quién soy yo para decir si se alquiló o se vendió o cómo tú quieras, de manera adecuada?
Si, porque tu perdóname Darling.  Está bien chévere sacar la mono estrellada, es más saca la que tiene el azul celeste revolucionario y trépate al alto del poste, y canta Verde Luz en medio de la Baldorioty de Sinaloa, digo de Castro, pero hay veces que hay que trascender, hay que  tomarle la temperatura a la inversa al jodido berenjenal deficitario (perdona el disparate lingüístico) en que vivimos. 
Es más, vamos a suponer que lo que dice el inaugurado Gobe no es cierto, que la deuda es de embuste.  Oye, y lo contrario, ¿y si dentro de nuestra ignorancia numérica, financiera, algorítmica y todas las primas de éstas es verdad lo del embrolle?  ¿Y si le dejamos el apellido de prócer de Barranquitas y luego en mayo no hay para pagar la nómina y hay que despedir? Ah, ¿entonces a sacar la bandera del Grito y a cantar La Muralla en la Avenida Baldorioty de Juárez, digo de Castro?
La realidad es que estamos en un trauma post-partum de la era del Fortuñato donde los flashbacks de APP, de privatizar y de insensibilidad gubernamental abacoran nuestras endebles y frágiles mentes.  Todos  estos síndromes se los queremos infusionar, inyectar, tatuar y plasmar al caballero que acaba de llegar a Fortaleza, como si fuera gemelo siamés del que se fue.  Es como si quisiéramos continuar con ese síndrome de la mujer maltratada.  Oye, pero ¿y porqué?  Dale un break al hombre, a ver que tiene en la bola, a ver si le recta es de 60 o si es de 100.
Seamos sensatos, tomemos la temperatura con termómetros modernos jai tek y no con termómetros de plástico forrados con estribillos y nacionalismo selectivo que raya en el fanatismo.  Seamos sensatos y no veamos todo en términos de buenos contra malos, pitiyanquis vs albizuistas, soberanistas vs. colonialistas, blanquitos vs. tronquistas, rojos contra azules o verdes contra  anaranjados. 
Tomemos ejemplos de países de avanzada y vamos a movernos hacia caminos nuevos donde salgamos de este atolladero.  Esto, sin perder nuestra dignidad como Pueblo y respetando las diferencias que son las que nos unen. 
Dale, a tomarse la temperatura a la inversa a ver que sale.

martes, 26 de febrero de 2013

Temperatura

Pásele hermanito, que se le va el avión.  ¿Tiene su pasaporte mejicano?  Pues no, pues ándale, no importa, si aquí no importa después que cobremos, no importa.  Siéntese tranquilo y tómese ese whiskisiti Cuervo o si prefiere tómese esta cervecita helada Tecate.  Si tiene hambre cómase estas chalupitas.  Lupe allí le da un masaje para que vuele tranquilo.  Estamos para servirle.  Serán solo 2, 000 dólares adicionales a su cuenta.  Sígale hermanito. Bienvenido al Aeropuerto Pancho Villa.  Su vuelo sale por el “Gate” Benito Juarez. Pásele compadre.
Pues quizás no es así de jocoso, pero son asuntos que están en el aire, son asuntos contractuales ultra secretos, que solo la Agencia Federal de Aviación, y los amigotes conocen, si esos amigotes mexico-americanos y blanquiteño-boricuas que ganan en este asunto.  Son asuntos públicos y privados, son públicos porque nos atañen a todos, a los empleados desplazados, al patrimonio, a las ganancias internas y son asuntos privados para los ricos capitalistas que actúan acorde con la ganancia que el negocio les deja.
Pero, más allá de si es asunto público o privado, más allá de si la alegada palabra del pueblo de Puerto Rico está en juego al dejar sin efecto el firmado contrato, está el costo político que se va acumulando como bola de nieve.  Por eso, si fuera yo, tendría 24/7 mi termómetro en mano midiendo la temperatura del pueblo que es el que elige a uno y luego elige a otro en este país de vaivenes constantes.
Es un termómetro que mide la simpatía, si porque para gobernar hay que ser simpático y no me refiero a la simpatía de enseñar las muelas, colmillos y etcera blanca a las cámaras.  Es una simpatía necesaria, nada fácil, es una que se moldea acorde con rasgos de líder pero siempre tocando el tambor de los grupos que dictan y que se oponen. 
Y. es cuestión de lógica mi hermano.  Si, prendes el fotuto radial y te critican un paso, y prendes el fotuto televisivo y es igual, de que vale que le preguntes a tu asesor ñemerson para que te diga que la palabra de la isla de Macondo está en juego y empeñá.  Señor, sea simpático, salga a la calle, prenda el dichoso termómetro que mide a las masas.  De lo contrario, se le fundirá el aparato y se le creará una especie de lapso mental eterno donde solo responderá mediante acciones erráticas, propias del sinsentido y de la brújula apagada, que te llevará en cuatro años a algún Bufete o catedra universitaria que te adopte a ti y a tu termómetro desprogramado.

jueves, 14 de febrero de 2013

Dieta

Existes personas que no les importan las dietas.  Le encanta comerse hasta el pegao, le encantan las alcapurrias grasientas y embarrás y se comen las donas glaceadas sin pensar.  Otros, siguen las dietas como reloj, la de South Beach, la Scarsdale, la de comer hamburguesas y perros calientes, o tomar solamente jugo y sopa por varios días.  La dieta es sinónimo de sacrificio, de privarte de comer tu helado preferido o jartarte del Godiva que te encanta.  La figurita curvilínea es la meta o tener los abdominales de Stallone en sus buenos tiempos.  La dieta es negocio para algunos que te venden pastillas y cremas mágicas o de entrenadores personales que te esclavizan en el gimnasio y luego te sugieren pollo hervido y ensalada verde de manera forzada y militar y te crean cargos de conciencia si osas pecar.
Pero, el concepto de dieta tradicional se ha transformado en semanas recientes.  Está en boca de todos aún con la aparente trivialidad que  acompaña el tema.  Son dietas de legislador, de 162 pesos por día, que engordan la cuenta de banco un poco más. En tiempos distintos, no traería tanta controversia.  El problema es el instante histórico en que se discute.  Es un instante donde el fisco agoniza, el sistema de Retiro está en coma, los municipios endeudados y el estado general es de déficit tras déficit tras déficit.  En ocasiones, se ha planteado que ni la nómina de los empleados se puede pagar y en ciertas alcaldías ni computadores o bolígrafos hay.
Esto es un problema de todos, porque todos estamos en el mismo barco.  Si el barco se hunde, nos ahogamos todos.  El sacrifico económico nos toca a todos, y la renuncia de placeres o inclusive derechos adquiridos es parte de la ecuación que nos puede sacar del atolladero.
La reforma legislativa fue promesa de campaña del partido en el poder.  El no cumplirla, sin duda tiene un costo político que en Puerto Rico se paga cada cuatro años.  Las promesas no cumplidas son parte del listado negro que saca el opositor en esos debates que se celebran dos meses antes de cada elección.
A eso, súmele temas como la venta del Aeropuerto que muchos tildan de mal negocio y lo rechazan de plano.  No oír al pueblo es comerse la luz roja y esperar que la guagua te dé de frente con las consecuencias que esto trae a la cervical. 
No cumplir promesas es no cumplir con el pueblo.  Más aún, aferrarse a convicciones o posturas que chocan con las del  pueblo es la manera más fácil de cavar tumbas de manera prematura.  Por ello, debe usarse la sicología y la sensibilidad para estar atentos a los reclamos y crear armonía en un país que tanto lo necesita.
Tener el poder, es saber tenerlo, soltarlo y volver ha agarrarlo y amoldarse a circunstancias de manera ágil y dinámica.  Lo contrario, es actuar de manear torpe, y engordar de manera desmedida pudiendo haber hecho algo de dieta aún cuando no querías.


jueves, 7 de febrero de 2013

Una de Siete

No hay puente, no hay semáforo, la oscuridad de la noche los inunda.  Cuatro ángeles, su madre comenzando a vivir y la bisabuela, llena de experiencias que contar.  Asumo vendrían de la farmacia, o el colmado, o quizás de comprar en la panadería un frozen o icee para cada pequeñín.  Al cruzar la avenida, la inocencia y la experiencia van de la mano, con alguna risa salpicada de un regaño liviano, pero todo del lado de la bondad.  Al otro lado, el Toyota Camry robado, blanco, color de la pureza, viene volando bajito, y lleva adentro dos o tres almas malvadas, confundidas, con mentes alocadas y desenfrenadas.  El golpe es seco, bárbaro, descomunal, y mata al instante a la familia, sin permiso, ni perdón, sin piedad. Ellos, los malvados, los confundidos, corren despavoridos y se internan en el caserío, antes de que la masa los linche y tome la justicia en sus manos y a voluntad.  Los pequeñines, la madre y la anciana mueren al instante, a  excepción de una de las niñas que vive para contarlo.  Vive para que la victoria de la maldad no sea total, para que los sanguinarios puedan ser testigos de que uno de los ángeles sobrevivió y está en pie de lucha aún.  Vive, sin su madre y su hermanita y hermanito, pero bendecida por el milagro de haber sobrevivido al acto de monstruosidad.
Los malvados se esconden, se internan en su complicidad, no les importa el velatorio, ni el sepulcro, ni el Padre Nuestro que rezó un guardia con la multitud iracunda a punto de explotar.  Les importa poco las voces que les dicen que se entreguen.  Su impacto mortal fue mucho más profundo y hondo que aquel que azotó a la corredora elite, aunque se asemeja en la complicidad, en la cobardía y en la indiferencia total.
Días después, al otro lado del terruño, dos individuos van a pescar. Uno muere a manos del otro pero antes es torturado y quemado a saciedad.  El asesino es arrestado y confiesa que el motivo del crimen fue la falta de pesca y el enojo sin justificación; razones muy difíciles de digerir, de creer y de contar.  Se especula si hubo alguna relación sentimental entre los dos hombres o si fue crimen de odio o alguna razón ulterior.  Algunos días después del acto salvaje, el asesino pide perdón, como hacen algunos, quizás con alguna pizca de sinceridad o quizás tratando de suavizar la bienvenida que le darán en el penal.
Pienso que hay que ser compasivo, humano ante la adversidad, y dar una segunda y tercera oportunidad.  Pero, ¿hasta dónde y hasta cuándo?  ¿y cuál es el disuasivo?  Y, en casos donde se ignoran las reglas básicas de convivencia y se asesina sin piedad, ¿vale la pena dar una segunda y tercera oportunidad?  Pregunto otra vez, ¿y cual es el disuasivo?
Mucha gente ya tiró la toalla, dicen que este patrón de crimen no parará.  A veces, en momentos de tensión y cuando leo la notica y veo el video de actos de barbaridad, pienso que la pena de muerte aplicada por el Estado es la alternativa eficaz.  Pero, luego reflexiono, miro adentro, y busco a Dios, y pienso que la muerte y la violencia deben cambiar, porque no tenemos otro remedio.  Pero para ello hay que sincerarse, y salir de la comodidad y dar recursos a los marginados para salir de la ignorancia, la violencia y lo que viene detrás.  Nuestros líderes, y nosotros mismos con nuestro ejemplo, somos los encargados de transformar y evitar que otros ángeles sean arrollados o matados a mansalva o que algún estilista sea asesinado y torturado por que no hay pesca, por su orientación sexual o por otra razón que jamás se justificará.

viernes, 1 de febrero de 2013

Cárcel

¿Qué es la cárcel? ¿Qué conlleva? ¿Será privación de libertad física, sujeta a peligros inesperados en una institución penal, de ser abusado y marginado y que te quieran arrebatar  tu integridad personal?  Preso, ¿y qué es eso? Algunos, cuando entran en la cárcel, al tiempo, se rapan la cabeza y usan anteojos negros y se convierten al Islam. Otros, se tatúan de verde, creando aspectos de lagartos malnutridos, sin querer tener personalidad y enamorados de la maldad. 
Caer preso, es el precio a pagar por tu error, por tomar la decisión incorrecta, de halar el gatillo sin necesidad, de violar a la mujer sin conciencia, de no pagar a tus hijos la pensión alimentaria o hacerte rico a costa de la droga colombiana, peruana o sintética de laboratorio boutique artificial. 
El mameluco presidiario puede ser anaranjado, o chinita como dirían algunos, dando un toque de irónica y sarcástica alegría al famélico cuerpo fantasmal. O puede ser color crema, para que se confunda con uniforme de cadete policial o con la arena del mar. O azul, para distinguirte del grupo o ir al mitin político de ese partido particular.
A los mejorcitos, a los que se portan bien, le dan ronditas para que corten grama o tiren brea en algún lugar de la vecindad.  Aprovechan su tiempo y miran el azul del cielo, las nubes algodonadas y  algún culo de alguna  buena hembra que al pasar los ignora sin mucho pensar.  Viven en silencio, en espera de volver a sus cubículos de rejas, en donde oyen gritos y voces en las noches que les arrebata su poca paz.
Y me pregunto, ¿hay otras cárceles, aparte de las de cemento custodiadas por guardias de índole paramilitar? Que tal la cárcel del trabajo, en donde algunos están en contra de su voluntad. Aquellos con potencial, ganando un salario por necesidad, y presos de la ansiedad por ser algo más.  Presos de un horario inflexible, de vivir encerrado en una modesta oficina, de restricciones de expresión, de pedir permiso, y de fingir cierta alegría o bienestar.
¿Y el ego y el prestigio, son cárcel al igual que las demás? Quizás, el ego excesivo te priva de ser quien eras, de dar la mano a quien te la dio, te priva de salir de tu mundo para comprender realmente el mundo del otro y te hace preso de vivir actuando, saludando, sin dirección, sin humanidad, sin sensibilidad.
Puedes ser preso del silencio, de la excesiva tranquilidad, que te lleva a vivir pasmado, en transe que no se inmuta, y necesita aliarse al mar o a la luna para reaccionar. 
Puedes ser preso de la soledad, que te induce a la neurosis, que te aleja de los demás, y se satisface solo del hermetismo, la rutina y la oscuridad.
Puedes ser preso del desinterés, de la falta de ánimo y de no querer continuar.  O al contrario, preso de la excesiva motivación y alegría que te disfraza y no te permite sincerarte con lo que eres y serás.
Puedes ser preso de no sentir la inocencia de un niño, de molestarte con la risa que éste emite, o de la voz muy alta que desafina y que tú no toleras.  Si, porque atenta contra tu decisión de no ser padre y te lleva a vivir en esa cárcel de no asumir esa responsabilidad, de criar y cuidar.
Y que tal el preso cuya cárcel es odiar a los animales, de tirarles el carro encima si se les cruza en la calle, o envenenarlos si osan orinarle mas de una vez frente a su puerta.  O aquellos que los dejan sin comer, sin bañar o les miran con desdén mortal. 
En fin, ser preso y estar en la cárcel se manifiesta de mil maneras.  Es una cárcel de la que nos debemos liberar, a base de ser dignos y  ser sensibles a lo que ocurre más allá de oír nuestro propio estornudar.