martes, 19 de abril de 2011

“El Chango”



A mediados del mes de julio de 2010, tuve un encuentro cercano de tercer tipo con un chango, no un mono, sino esos pájaros negros que obviamente no ven televisión, ya que se reproducen como los chinos.

Como suelo hacer, me voy a andareguear al mediodía en las cercanías del Capitolio.  Ese día atravesaba por el estacionamiento y de momento me percato que uno de estos pajarracos me está mirando atravesao.  En mi ignorancia e ingenuidad, gesticulé y emití un sonido para espantarlo y, para colmo, lo miré mal.  Pensé que con mi acto, lo espantaría como el que asusta a un lagartijo.  Nada de eso paso con esta mutación de Kilate y Pirita con King Kong, quien decidió atacarme.

No era la primera vez que era atacado por un chango.  En pasadas ocasiones, habían sido a traición y no provocaos por mi, como en este caso.  El primero fue en el estacionamiento de Plaza las Américas hace como quince años.  Cuando eso sucede, se pone uno como frío, tipo muerte chiquita.  Tan reciente como dos o tres meses atrás fue el segundo incidente, por el otro lado del Capitolio al atravesar un área de árboles.

Volviendo al relato, el chango comenzó a sobrevolarme, poseído quizás por la magia negra de su amo Chuchin, legislador pintoresco que en estos días está en la boca de todos desde que intentó, entre otras cosas, contratar a la voluptuosa modelo Super Yadira, y además confesó que tiene “suerte” con las mujeres, que tiene un templo de brujería en la República Dominicana y finalmente, reconoció a un hijo que hacía veintipico de años que no veía y le regaló su reloj costoso para demostrarle su “amor de padre”.

Volviendo al chango, éste me sobrevolaba como helicóptero en territorio enemigo.  Yo me desviaba para la izquierda y para la derecha y el contrallao encima.  De momento llegaron refuerzos y percibía tres o cuatro preparados para embestir en caso de ser necesario. 

El pequeño mounstro negro me fue llevando y acorralando hasta que me tuvo al borde de la carretera.  No podía cruzar pues venían decenas de carros, más de lo usual.  El chango usaba sus poderes y no solo queria amedrentarme, me quería asesinar, y luego le echaría la culpa a un acto accidental cuando algún carro me arroyase. Fue tanta la paranoia que decidí correr, como niña cuando sus compañeritos la molestan en la escuela; confieso que fue acto vergonzoso. 

Valga mencionar que en medio de este episodio de circo, tuve un testigo.  Era un policía que estaba dentro de su patrulla en el estacionamiento del Capitolio.  Yo lo miré como en busca de un aliado y él, con el cristal arriba, no intervino ni sometió a la obediencia a la criatura.  Solo presenció cuando le dije que el chango era un H.de P. Quien sabe si pude haber sido yo el arrestado por haber proferido palabras soeces en este “Sagrado Recinto”.

Finalmente, me interné en el edificio donde trabajo, el antiguo edificio de Medicina Tropical.  No me atrevía a salir pensando que iba a suceder un ataque en masa , tipo los murciélagos de Batman cuando salen de la Baticueva. Me fui tranquilizando y la paranoia e inseguridad fueron cesando un poco. 

Pienso que estos changos están medio apestaos pues no tienen comida suficiente. Además quizás atacan con el propósito de proteger a sus crías.  Eso no quita que  son malcriaos y peleones por naturaleza ya que a cada rato los veo peleando entre ellos, encrespaos y haciendo muecas extrañas para amedrentar al adversario.  Son guerreros, por eso en honor a ellos el equipo de volibol de Naranjito se llama “Los Changos”” y han ganado más de veinte campeonatos.

Luego del suceso, le comenté el atentado a varias personas.  Mi mamá, amante de los animales, me dijo que me hiciera “amiguito” de ellos y que les tirara pan mientras caminaba.  Tal era mi necesidad que seguí este práctico pero ridículo consejo.  Al mediodía, si voy a caminar en el campo minado, me llevo dos o tres lasquitas de pan de sándwich y cuando veo a alguno en mi periferia, se lo tiro.

Es asombroso, la capacidad que tienen para percibir el dichoso pedazo de pan. Tan pronto lo tiro vienen como diez, muchos volando de distancias no muy cercanas; es decir, estamos hablando de un ser sumamente perceptivo.

Ayer, 26 de agosto de 2010, venía caminando de la Biblioteca Carnegie, luego de la Marcha de protesta de los maestros.  Iba con mi pancito y lo tiré a unos cuantos.  Luego de arrojar el último, a los dos o tres minutos me pasó otro chango a distancia cercana a mi mano y pegué un brinco del susto. Nuevamente una guardia se percató y no lo arrestó.  No se si el chango era malagradecido y quería más pan o meramente me estaba dando las gracias.

Desde el incidente del chango hace un mes atrás me enchumbé en la lluvia, se me daño la batería del carro, el carro se sobrecalentó ya que a los técnicos mecánicos se les “olvidó” conectar un cable luego de un arreglo, se me vacío una goma al caer en un boquete en la carretera a las 9:30 de la noche, entre otras.  En mi mundo imaginario, lo veo como la venganza o la maldición del chango. Tendrá algo que ver con esto el dandy Chuchín, quien quizás da órdenes desde su oficina a estos depredadores asesinos? Será parte de su vendetta por no haberlo dejado contratar a la Super?

Espero que no y seguiré con mi pan haciéndome amiguito de los prietos…

“REVOLÚ”

“REVOLÚ”

Hoy  fue uno de esos dias.  Me puse mi lentecito de contacto y el ojito se puso rojo,  presagio de errores por venir. 

Iba en mi carro con mi hija de 11 meses a comprarle los pampers.  mala hora para hacerlo ya que iba tarde en ruta al trabajo.  Pero, el no hacerlo, significaba caos ya que a mi hija no le gustan los pampers sucios.

De camino al super, un tapón de madre, cambio de ruta y más demora.  Cuando llego a Walgreens, mi segundo hogar como dice mi cuñada, la cajera comentaba con una cliente la moda de la revista por comprar.  Se me sale el diablo y le digo, "no llego al trabajo".  Gracias a Dios que el diablo hizo que la niña apurara el paso.

Luego, de camino, se me cruza un senior citizen.  Guiaba un carrito Suzuki de hace mil años, igual a uno que usé en los 80's.  Recuerdo que estuve un año sin reversa y con el pie a lo Picapiedra era que movia el carro para dar hacia atras.  El viejito, iba tranquilito, y yo, implorando a la paciencia.

Minutos antes habia parado a echar gasolina.  Tuve que utlilizar las maquinitas de moda de ATM donde te cobran 2 pesos por darte chavos-que descaro. A fin de cuentas, no tenian gasolina Premium, y que porque se les acaba rapido. Que es, que la venden como pan sobao un domingo por la mañana?

Sigo mi camino, resignado a llegar tarde.  Mas carros que de costumbre, tipico escenario cuando vas tarde.  Ah, y no faltan mis amigos los obreros con vallas, o carros quedaos para complementar el revoltillo de mierda.

Bueno, ya llegando al Natatorio, obra cumbre de nuestro alcalde, un tapon de Madre.  Me desvio, finalmente llego y mas carros cerca de Hacienda. Las planillas, épica anual donde los portoricencis se desbordan personalmente a llevarlas al final.  Hacienda parecia la entrada a Bellas Artes en un concierto de Ricardo Montaner- tepe a tepe.

En momentos como estos, con el bofe por fuera, pienso y me pregunto- imploro a los ángeles o grito maldita sea...?- me decido por lo primero. Amen.


“LA RELATIVIDAD”


La vida continua...  El otro día tomé un seminario de tsunamis y terremotos y al otro día no sé de dónde me llegó a las manos un folleto de Acquatica (así se escribe??) que describía lo emocionante que es tirarse por una superchorrera allá al otro lado del Charco en Sea World.  Fíjense, sensación de estar rodeado de agua en ambas situaciones pero en una te chupa la bruja y en la otra casi tienes un orgasmo. Así de relativa es la vida.

Así son las cosas.  La relatividad lo es todo o casi todo. En estos días se debate el futuro de la Universidad de Puerto Rico en cuanto a si persiste o no la huelga. Veamos los contrastes.  Los estudiantes universitarios, diz que más refinados ahora, se adentran en los predios con los consabidos cánticos (así se dice?) y marchas.  La Fuerza de Choque, musculosos Sansones y Herculios,se alinean unos con otros como Muralla China.  Los prensa, amarilla y no amarilla, reseñan la noticia no solo día a día sino minuto a minuto por la web.  Diache, esto si es importante.

El mensaje del Gobernador hace mención a la huelga. Se tira leña al fuego para bien o para mal.  Unos justifican el aumento diz que porque es necesario y el deficit lo justifica. By the way, que rayo es eso de deficit?  Otros dicen que la UPR debe ser tipo cubana, buena, bonita y barata.  Quién tiene la razón dependerá del cristal de que se mirá y yo me amparo en el "autismo político" , como dice un tío mío, y no opino, porque yo no se quién rayo va leer esta no tan conocida columna.

Ayer, pasé por una pequeña crisis, de esas que si no te cuidas, te hacen brincar de un cuarto piso. Suerte que mis dos o tres ángeles guardianes trabajan horas extras.  En estos días reforcé (se escribe con z,s o c?) el equipo con el beato casi santo Charlie y con Santa Clara. Es que, si no refuerzo el equipo, pues a saber... Traigo esta situación ya que la relatividad, la misma del tsunami y Acquatica, la misma de la huelga de la UPI, vive en cada uno de nosotros.  Esa crisis de ayer, a eso del mediodía, lo confieso, me nublo la mente y la fe.  Pero... el balance lo trajo el cumpleaños de mi hija ayer.  Esa negatividad, esa crisis de mediodía, se transformó en alegría a eso de las 8 pm cuando llegué a mi hogar y vi esa carita que cumplía un añito.  Le di un tour en brazos por la casa, jugué con ella en el cuarto de su hermano que es regularmente zona prohibida para ella ya que es el cuarto de los Super Heroes y le cantamos CUMPLEAÑOS casi a la hora de dormir.

No hubo bizcochos, ni juguetes, solo el rostro inocente y bello de mi hija.  Eso, solamente, es suficiente para que esa relatividad a la que me referí, sea, al final del día, una que debe siempre inclinarse hacia el lado brillante de la VIDA, que continua...



“MONGA Y DESPISTE”


En días recientes casi no he dormido, con medio ojo abierto y el otro cerrado. Así es. He estado dándole tratamiento a mi hijo Marcelo Guillermo, ya que la monga le ha dado duro.  Él, al día de hoy, todavía está esmongao, pero mejor que hace unos días, gracias al Señor y al beato Charlie.

En esas épocas de monguera, uno sufre en cantidad. Veamos.  La fiebre era alta, de 102, y no quería bajar.  Por las noches, me convertía en el Señor Hielo, el villano de la serie “Batman”, y a fuerza de gorro de hielo y de toallas frías, le intentaba apagar el fuego corporal a mi gordin.  También, le frotaba megadosis del Alcoholado Superior 70, haciéndome sentir como espiritero de Loíza, y su poquito de Vick’s, remedio casero milenario (el otro día me enteré que se hace en Alemania y no en U.S.A., según la etiqueta). 

El pobre nene se dejaba frotar los menjunjes ya que no le quedaba otro remedio.  En circunstancias normales, Marcelo se hubiera reído a carcajadas o quizás protestado airadamente, al tener genes de fiscal, heredados de sus padres abobados (debo decir abogados). Pero, Marcelito estaba delicado y dejaba que papi procediera. Así estuvimos por tres días aproximadamente.

La etapa de Macondo comenzó en dos pequeñas farmacias de la comunidad.  Me vendieron supositorios para bajar la fiebre con menos de la mitad de miligramos supuestos para tratar la fiebre de mi hijo. Antes de vendérmelos me preguntaron la edad, pero no el peso, factor esencial para determinar la cantidad de miligramos que corresponde.  Me enteré del garrafal error por casualidad ya que por obra del destino llamé de madrugada a Walgreen’s del Condado y me clarificaron el asunto.   

Así siguieron los días.  Una primera pediatra dio el segundo Macondazo al diagnosticar un simple catarrón y recetar un jarabito. Lo habíamos llevado a donde ella por la cercanía de su oficina a nuestro hogar. Par de días después su pediatra “en propiedad”’ estableció que la monga era un cuadro agudo de sinusitis y bronquios inflamados, obviamente sujeto a un tratamiento más agresivo que incluía, entre otras cosas, el uso de antibiótico.

Qué le pasa a algunos profesionales de la salud. Tienen miopía intelectual o piensan con el culo? Lo cierto es que ponen en riesgo la salud de personas, específicamente bebés y niños,  ante sus lapsos mentales y negligencia.

Al tercer día, no según las Escrituras, lejos de haber resucitado, me sentía como Momia mutada con Zombie.  Yo también estaba enfermo, con sinusitis grave, y como dije, no había dormido lo suficiente. 

La monguera, de momento, se convirtió en un episodio cirquense de despiste. Me explico. Había tenido otra charla en el recetario de Walgreen’s con una técnico de farmacia muy amable y servicial, de ojos gatubelos parecidos a los de Bo Derek.  Me había clarificado varias cosas sobre el cóctel de medicamentos recetados y me sorprendí de mi ecuanimidad al poder entenderla a pesar de mi sonambulismo.

Todo este convencimiento de agudeza mental que pensaba exhibía terminó al salir de Walgreen’s; ahí ocurrió un nuevo episodio macodiano. Había estado como cuatro días utilizando un carrito rojo “Mitsubishi Mirage” de mi suegro ya que mi carro estaba sin gomas en espero de cobrar y poder costear las Pirelli de mi auto (no es capricho, es que es la goma que lleva mi carro lamentablemente).  Ya saliendo de la farmacia aludida (para que no piensen que es un anuncio pagado), llego al carro de mi suegro y al introducir la llave en la cerradura no hace juego. Trato otra llave parecida y por fin abre la puerta.  Me monto para irme y de momento suena la alarma.  Me digo a mi mismo que era sumamente raro ya que a mi entender el carro de mi suegro, usadito pero todavía eficiente, no tenía alarma ya que no habían pretendientes para sacarlo a bailar (robárselo más bien).  

Ya comenzaba a maquinar que tenía que llamar a mi suegro para desconectar la dichosa alarma.  De momento, corre hacia mi el guardia de la farmacia, un muchacho quizás de 22 años mal tasao, con cara despavorida y me dice:  “Oye que tu haces, ese es mi carro.”  Yo, en “shock””, vergüenza y arrepentimiento, traté en una oración o dos explicarle la odisea de los pasados cuatro días con miras a que entendiera que yo no era Butch Cassidy, Al Capone ni el carjacker de Rexville.  El guardia, que me imagino que tenía un “love affair” con su carro, fue entendiendo que todo había sido un accidente y decidió tirarme la toalla. 

El auto del muchacho era también un “Mirage” rojo, más nuevo que el de mi suegro, pero de un tamaño y forma similar.  El mismo estaba estacionado cerca del de mi suegro, específicamente con un carro entre medio, y por eso la confusión dantesca de mi parte.

Para colmo, frente a la “escena del crimen”, estaban dos policías estatales, de esos que no salen del “GYM”, y dispuestos a intervenir.  Con la vergüenza que aún tenía, les expliqué como un loquito, (les gritaba de lejos a través del parking y se entero medio mundo), las razones de la confusión y a los forzudos guardias les estuvo muy gracioso, típica reacción del macondismo portoricencis o del “ay bendito, ese tipo está bien loco, vamos a dejarlo quietecito”. 

A veces, vivir en Macondo tiene sus ventajas, no lo niego. Si llego a ver estado en Alabama, quizás me meten en la patrulla y me llevan al Juez Colgate del distrito de Chatanuga como escarmiento para que aprenda a no meter la llave en carros ajenos.

La metida de pata o “blooper” le dio mucha gracia a mi esposa y yo me reía al contárselo. A mi mamá, claro está, no le dio tanta, y me regañó diciéndome que ponga cabeza que me pude haber metido en un problema.  Todo depende del cristal en que se mire…

Hoy 14 de mayo de 2010 las cosas están más o menos normales.  Todavía estamos medios podríos y tratando de echar pa’lante. 

El camino es largo.  Por eso, hay que comer saludable, orgánico en la medida que se pueda, sembrar un huerto si te acuerdas para descansar de los pesticidas y otros, descansar, cosa que nos olvidamos, coger la vida más en en broma, darse la vueltecita por la playa a respirar aire fresco y proseguir la marcha con la sombrilla en mano, por si acaso, entre mongas y despistes…






miércoles, 6 de abril de 2011

El Mar

El 21 y 22 de septiembre de 2010, víspera del Grito de Lares, se fundieron colores que asomaron alguna esperanza a nuestro atribulado pueblo.  Ese día 21 contemplaba el mar en mi hora de almuerzo.  Estaba revuelto, con olas de “surfer”, oloroso a salitre, mágico, “endrogante”… 

Llevaba quizás diez o quince minutos en el viaje, cuando veo camisas anaranjadas frente a las escalinatas Norte del Capitolio.  Pensé que era una mini concentración de algunos obreros descontentos, o trabajadores del Capitolio o de esos alcahuetes que se ponen las chamarras cuando se les ordena que lo hagan.

Pues ninguna de las anteriores.  A la distancia, comenzaron a sonar bocinas que parecían vuvuzelas “king size”.  También, guaguas y carros amarillos a un lado de los dos carriles; en el otro carril habían carros anónimos en medio de un tapón, mentando la madre quizás.  Por un altoparlante de uno de los vehículos amarillos, se escuchaba a un hombre decir que era el último día de la Marcha o Cruzada de la Esperanza de Hogares CREA y que le daba las gracias a un legislador cuyo nombre ya olvidé ya que no es de aquellos de primera plana. 

En una plataforma llevaban tres carros nuevos que se iban a rifar junto a un cartelón que anunciaba la lista de premios de consolación que oscilaban desde televisor plasma, computadora y demás.  Estas rifas son comunes en nuestra Isla y sirven para recaudar fondos y de paso dar a conocer la Institución. También son características de CREA la venta de bolsas plásticas, los polvorones y los bizcochos que siempre me pregunto si se venden o no ya que con lo prejuiciada que es la gente pueden pensar que el ex-tecato quizás le pegue algo si le compran algo.

De repente, me vino a la mente el nombre de CheJuan, creador de CREA, valga la redundancia, que al igual que el otro Che (Guevara) fue un revolucionario, pero de otro tipo.  Hace años que existe el Hogar CREA, desde que tengo uso de razón, y aunque criticado por algunos o muchos, entiendo que ha salvado a unos cuantos de las garras de las drogas.

Pues volviendo al evento, comencé a ver más camisas anaranjadas que se fundían con el amarillo de los vehículos.  Mi viaje sideral en compañía del mar se había interrumpido.  Los participantes de la marcha en su mayoría eran jóvenes ex-adictos y del género masculino.  Todos los que vi eran típicos puertorriqueños en apariencia física, no había ni un solo blanquito con ojos claros; yo era la nota discordante en este evento.  De cada diez, tres o cuatro fumaban según mi percepción; asumo que ese vicio les apaga el otro.  Yo quería que me vieran contemplando el mar, me imitaran y se “endrogaran” con el salitre, el viento, las olas embravecidas y soltaran el cigarrillo.

De momento, se acercó un grupo y dos de ellos comenzaron a pelear por motivo de un padrino de Coca Cola.  Por lo que pude entender, uno le reclamaba al otro que le había pegado el “pico” demasiado a la botella y había tomado demasiado.  Tenían tela de abogados, por lo visto. Pensar que quizás hace seis meses atrás la discusión pudo haber sido por una jeringuilla de heroína.

Me alejé un poco de la discusión y seguí embelezado con el mar.  Estaba parado en una columna o muro y lo veía en todo su esplendor. Quería volar como gaviota, aunque fuera por un rato.  De momento, pasó otro grupo y uno de ellos me dijo: “No te tires!”  Me quedé mirándolo mientras pasaba y pensando en el sentido de humor reflejado.  Él siguió su paso y de momento se volteó y me miró con cara pícara.  Tela de comediante, sin duda.

Luego de que el muchacho me salvara del “suicidio”, decidí sentarme y dejar a un lado la imagen de Jesucristo Salvador del mundo.  Una quinceañera, trigueñita, de piel cobriza, se me sentó como a ocho pies.  Cantaba mientras oía su radio con audífonos, estaba en su viaje también.  Se le aproximó minutos después un muchacho de CREA tomándose su Malta, bebida refrescante que revive hasta a un muerto.  Ella, con sándwich en mano, le hacía bromas y le decía que ella no fue quién lo mando a fumarse la colilla de marihuana, etc... etc.… Entrábamos en ese entonces en diálogos “underground” que mis oídos vírgenes no están acostumbrados a escuchar muy a menudo.  Pensando ahora, quizás la nena tiene tela de sicóloga y estaba, a su modo, ayudando a su pana.

Al otro día, el 22, anunciaron una marcha de la UIA, organización que agrupa a los obreros de la “Autoridad de Acueductos y Alcantarillados”.  Pasarían por el Capitolio y de ahí a la Fortaleza.  Eran muchos también, en este caso verdi- blancos, como la bandera brasileña.  Estos, contrario a los de CREA, no venían en son de paz, sino de lucha.  Venían a hacer valer sus derechos y su convenio colectivo, aunque les costara cabezas rotas por parte de alguna macana policiaca. 

Al salir a la calle al mediodía, como preso que sale a la libre comunidad, escuché la voz del presidente del Senado dirigiéndose a los manifestantes. Les prometió defenderlos para garantizarles su empleo y condiciones de trabajo.  Ellos, acostumbrados a la pelea y a la confrontación, no tuvieron otra alternativa que aplaudir y quedarse pasmados.  Sin poder predecir qué pasará mañana o si se cumplirá la pronesa, su líder propuso suspender la protesta a la Mansión Ejecutiva, en un acto de reconciliación y tregua.  Se marcharon satisfechos la mayoría,  aunque no les niego que uno de ellos profirió sapos y culebras cuando me pasó por el lado, acostumbrado al conflicto y molesto a saber porqué.  Quizás no creyó lo que escuchó…

En resumidas cuentas, esos dos días, por par de horas apenas, se fundieron el azul y blanco del mar y el cielo, el anaranjado de las camisetas de CREA y el amarillo de sus vehículos, el verde-amarelo de la UIA, el color mármol del Capitolio y el verde de las palmeras y las playeras.  Fusión de colores, de unión, que asomaron algún rayo de luz y esperanza, que quizás fue momentáneo. Esperemos que no…

De mi parte, por el momento y por siempre, buscará refugio en el mar y espero no me vuelvan a interrumpir.
24 de septiembre de 2010

martes, 5 de abril de 2011

Deportes 2

Dejémonos un rato de la crítica social y hablemos de Deportes.  Novac “Nole” Djockovic se ha limpiado dos veces al “Toro” Rafa Nadal, primero en “Indian Wells” y ahora en el “Sony Erickson” de Miami, ambos torneos ATP 1000.  El “Djocker”, que gusta imitar a sus colegas, por ejemplo se jala la colilla como Nadal, o da brinquitos “come come” antes de servir como hace la beldad Sharapova, está de plácemes. El tipo está invicto este año y ganó también en enero el Abierto Australiano, primero de los cuatro “Grand Slam”, quedando aún por disputarse el Francés, Wimbledon y el U.S. Open. 
Dentro de poco, empieza la temporada de ladrillo, en Europa principalmente, donde Nadal hace lo que le da la gana, y es Rey.  El Nole, apadrinado $$$ ahora por la marca italiana Sergio Tachini, la mismo que vistió al “Bad Boy” John McKenroe, se juega su invicto que va por veinte y pico victorias corridas.   Por su parte, el reloj suizo Roger Federer, bajó a un tercer lugar en el escalafón, y parece a veces más un papá de bebés gemelas que un jugador profesional- pero el Fed siempre puede recobrar su forma y ganarle a cualquiera.  De igual modo, velen al larguilucho gaucho Juan Martín del Potro que con sus “bazookazos” sin “spin” le acaba el baile a cualquiera y al angelical Tomás Berdich, checo con mirada de hielo y ocasional risa sarcástica e incrédula.  En las damas, la rubita danesa Caro Wozniacki, a quien Playboy la tentó “pa que pelara pa bajo”, está número 1 aunque nunca ha ganado un “Grand Slam”- pero quizás este sea su año. La morena Serena, y su hermana Venus, que son divas de la moda, no salen de las lesiones y se les está haciendo tarde ya que el padre tiempo no perdona.  La belga Clisters, quien hizo un “comeback” luego de convertirse en  madre, debería ser la número 1 pero al haber jugado menos torneos, tiene menos puntos acumulados.  Cuidado con las beldades Zvonareva, ya veterana, y las aprendices Azarenka y Vickmayer, todas rubias y abusadoras, al igual que la rusa-americana Sharapova, que ya mencionamos.  Atrás quedó la virtuosa Justine Henin, diminuta y explosiva, que decidió retirarse por segunda vez.
Bueno, en el boxeo, Cotto dice que quiere a Margarito. Pues que se prepare, que el asesino mejicano, que parecía embriagado con coca y tequila cuando lo noqueó hace un tiempo, no es cualquier cosa, aunque ante el filipino Pacquiao, terminó dócil y desfigurado.  El flaco, fibroso Margarito es peligroso- me recuerda al nica Alexis Arguello, a quien apodaban “El Flaco Explosivo” y quien tuvo tres salvajes peleas con nuestro Alfredo “El Salsero” Escalera.
Cotto, amante de los tatuajes, la vodka y del “jet set” criollo, debe concentrarse e ir bien preparado y con más resistencia que en la primera pelea, donde en la primera mitad de la reyerta pareció “Superman” y en la segunda “Mickey Mouse”.
Por su parte, el pequeño Iván “Iron Boy” Calderón mordió la polvoroza por segunda vez con el “Guerrero Mejicano” Giovanni Segura.  El otro, más grande, agresivo y fuerte, le dio hasta por el pelo al nuestro.  Ojalá que al “Iron Boy” le quede gasolina y no le pase como a Gómez, Benítez y hasta a Tito que quisieron alargar la fama y salieron trasquilados.
En el basket, a Arroyo lo siguen cambiando y subiendo y bajando como a un yoyo.  Los Celtics le dieron minutos al principio y jugó bien. Luego de ello, el “coach” Doc Rivers lo alabó pero inexplicablemente lo sentó y relegó al banco.  Esa es la vida de Arroyo en la NBA, de ingratitud hacia su juego alegre y divertido.  Mejor suerte ha corrido Barea en Dallas, donde ha podido cruzar la frontera del racismo tejano y convertirse en un baluarte.  Su juego tipo guerrilla, rápido y guapetón, que no moja pero empapa, enamora a sus fanáticos, entre ellos la belleza boricua Zuleyka Rivera, que declaro su amor por él en la red social “Twitter” y él le ripostó con un tiro de tres salpicado de besos.
Por último, a Larry Ayuso le “bajaron”: el castigo que inicialmente amenazaba su carrera como baloncelista, ya que él no es un nene.  La suspensión inicial contemplaba el no pertenecer al Equipo Nacional por un ciclo olímpico completo, pagar 25 mil dólares y bastantes juegos de suspensión tanto de la Liga Superior como de la de Clubes.  Ahora, con el sustito, lo pensará mejor antes de “bajarse del barco” del Equipo Nacional y “tirar cañona”  a la monoestrellada.  Que aprenda de Iván Rodríguez que en estos días le informaron que compartiría la receptoría en el equipo de los Nacionales de Washington y lo aceptó con dignidad, aún cuando es un futuro miembro del Salón de la Fama y posiblemente se convierta en el primer receptor que llega a los 3,000 hits, al igual que nuestro ídolo de siempre Roberto Clemente.
Continuaremos…
5 de abril de 2011

 



"A Mi Que No Me Vengan"

El tiempo es limitado, tengo muchos compromisos, me duele la cabeza, estoy en contra del reloj.  Estas son las excusas para vivir en un mundo egocéntrico y de plácemes, para hacértela mentalmente.  Si, porque dar de tu tiempo para el otro no es negocio.  Es “ajústate tu a mi tiempo, y móntate en mi guagua” dirán muchos.
El frenesí en que vivimos no nos deja pensar, nos hace vivir pensando que hoy es mañana y mañana es hoy.  Nos nubla la mente, nos hace ir en reversa en nuestra evolución y nos hace perder experiencias mágicas, en la locura de vivir.
Todavía recuerdo cuando tenía 11 años. Mi inocencia era latente y no había excusas ni problemas para compartir con los demás.  Todo era natural. No habían agendas comprimidas, ni citas médicas  atropelladas, ni viajes de placer que te comprometen, ni nada que nada.  Siempre había tiempo para la familia y los amigos.  Ahora, la  agenda de cada cual  es primero y si el otro quiere, “que se monte en mi guagua” dirán muchos.
A  los once años, jugaba con mi hermanito menor a lucha libre en la cama, brinca que te brinca.  De manera imaginaria, Henry Guillermo, de 4 años, se transformaba en Carlitos Colón, el Acróbata de Santa Isabel.  Se quitaba la camisilla de un lado, y se dejaba una tetilla al descubierto   Yo era una mezcla de Abdullah the Butcher y el temido vaquero Bob Ellis, que hacía la garra de la muerte, apretando con mi mano, de manera simulada, la frente del enano.  Todavía recuerdo sus ojos avellanados, su pelo alegre y vivo  y su risa contagiosa. Todavía recuerdo cuando me choteaba  con nuestra madre  porque a escondidas yo sintonizaba en televisión  a Iris Chacón, la vedette de América.  Todavía recuerdo cuando yo me iba a mi mundo de basketbol y le pasaba por el lado a su mundo del cazador de la jungla que montaba alrededor de un árbol al frente de nuestra casa.  Momentos mágicos aquellos, libres de prisa alguna, libres de excusas o egoísmos.
Pues a mis doce años, y cinco de él, nuestro mundo de alegría y diversión llegó a su fin.  Henry se marchó al Cielo, sin despedirse, sin un beso o un adiós.  Si, mi mundo de basketbol continuó, pero triste, desorientado y oscuro.
Esa oscuridad apareció de momento, cuando menos me la esperaba y así le puede surgir a cualquiera.  Vean el caso de la doctora que, sin intención, abandonó en estos días a su bebé en su carro.  Murió asfixiado, deshidratado, en fin no hay palabras. El infante murió en el estacionamiento de los “Outlets” de Barceloneta, sitio donde su madre tiene (o tuvo) su oficina y ejerce su práctica en ginecología; lugar que asumo ella no pisará jamás, ni en el mejor de los Especiales de Navidad.  Una madre que en su frenesí, confusión, distraimiento, stress, o qué se yo, se fue a atender pacientes y horas después realizó su error. Un error que es una pesadilla, que crea una cicatriz de altas dimensiones, que se mezcla, en el caso de ella, con un sentido de culpabilidad que la llevará a pensar en morir mil veces mil.  Solo el tiempo, sin prisas, quizás le cure algo de esa herida.
Pues, la reflexión y la paz mental son cosas que deben prevalecer ante la carrera diaria que nos impone este mundo moderno y absurdo, de corre y corre, de “móntate en mi guagua”, y de excusas para no comprometer tiempo y espacio.  Es un escenario peligroso, donde se escapan momentos mágicos, por falta de compromiso con tu prójimo. 
Pero, para entender esto, la persona tiene que soltar, tiene que vaciar su propio vaso, debe sincerarse consigo mismo, de verdad y no de embuste, y liberarse.  Si no, será preso de su ego, y de su mundo egoísta e individual, creado en gran parte por el “ajite” que vive y de la que es esclavo. 
Por lo demás, cuando me dice alguien que no tiene tiempo, o deseo, o que tiene compromisos previos que siempre surgen de manera reiterada y repetitiva, los dejo que sigan su camino, en su guagua y no la mía,  y en mi interior, repleto de experiencias macondianas, repito la frase de “a mi que no me vengan…”

5 de abril de 2011