jueves, 4 de agosto de 2011

El Tartamudo

El hombre fue niño, si niño. En aquel  entonces no media su energía, ni sus pasos, ni lo que decía.  Era veloz, el más guapo, el más gracioso y popular.  El tiempo y espacio no existían, ni los prejuicios o el rencor.  Sus anteojos de concha negra o marrón le daban un aura de intelectualidad precoz.
Era feliz, sin peso, sin miedos.  Pero la Vida se encargaría de bajarlo a la Tierra.  La muerte de su hermano, el divorcio de sus padres, el padre ausente.  También, la Vida le regaló amigos con puñal de hierro corroído.  El camino de rosas y de hiel le trajeron drogas sicodélicas de manos de demonios disfrazados.  Se perdió en el bosque de la fiesta, de la academia y el sin sentido. Los traumas le quitaron su seguridad de niño, le alteraron su dicción y le convirtieron en tartamudo tarado, victima de burlas de sus alegados amigos.
Vivía por instinto, por obligación, por miedo a no quitarse la vida.  El tartamudo miraba a la muerte como una salvación pero le temía de igual manera.  Vivía confundido entre oraciones fluidas y otras dichas con excesivo trabajo.  Sus amigos pensaban que era gracioso como lo es un ciego cruzando una calle o un sordo rebelde ante el mundo.
Sobrevivió a los textos de intelectuales y a las formulas aritméticas.  Se convirtió en hombre y padre.  La muerte le seguía atrayendo, las calles doradas y volar sin esfuerzo en aires profundos, donde seria joven otra vez, sin complejos, sin prejuicios.
Se quedaría dormido al volante, o perdería el balance en algún sitio. Moriría rápido, de manera fugaz, sin despedidas.  Cruzaría el puente de la Vida y la Muerte, donde su dicción fuese perfecta como debía ser, al menos en los ojos de sus burlones amigos.
El hombre tuvo hijos y una esposa.  Estos y nadie más le borrarían en parte las tinieblas, el deseo  de morir.   El puente entre la Vida y la Muerte se cerraría por un tiempo, hasta nuevo aviso.
Mientras tanto, el tartamudo,  con dicción pausada y fingida, mentirá y hará ver que está fresco, sin golpes, y sin amigos de puñales de hierro corroído.

No hay comentarios: