Toco a a la puerta de tu alma, súbitamente. Te sorprendo, y no estas preparada. Te dejo perpleja. Piensas, este tipo, igual que los otros, otro pendejo. Y cierras la puerta, sin conocerme, viendo solo mi fachada, la de carne y hueso. Toco nuevamente la puerta de tu alma, sin presión, ni tiempo. Esta vez te ruego, mira más allá de mi fachada de carne y hueso.
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