Era un soldado de plomo oxidado, lejano y cansado. Su armadura estaba teñida de sol y viento, molesta con el convencionalismo de los hipócritas. El soldado de plomo se reía de día y lloraba de noche, y teñía su armadura de sueños y esperanza. Y un día catapulto a las lunas y las nubes y tiño su traje de desnudez libre.
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