miércoles, 27 de abril de 2016
el país de los muertos
Sin permiso, así llego. Llego al mundo de los muertos, donde la respiración es confundida con la flema, donde te levantas sin aire, en faltas de aires que el medico diagnostica y el espíritu lo fabrica, ese estado no diagnosticado de tocar la tierra de los muertos. Como y descanso y me acerco, lejos del sexo, con malas y rosarios por el cuello, y la noche conspira, sin droga ni alcohol, solo el trueno y el grito y la perra majadera y el recuerdo de esa que me vuelve loco y que olvido por un rato. Linderos inciertos, ese de los muertos, que celebran en Méjico y me visitan a veces. Líbrame de ese sendero, me pongo los malas y los rosarios al cuello, y me voy por un momento, por un instante, al país de los muertos.
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