Quisiera tener un caballo, de esos que tenía de niño. Aquel se llama Canario. Lo quisiera rubio o quizás marron y sino negro, después que le brille el pelo. Quisiera recorrer laderas, quebradas, recoger mango y cerezas silvestres. Ver caballitos de San Pedro y abejas revoltosas. Quisiera sentir el sol caliente y llevar al caballo al río a tomar agua fresca y fria. Y quisiera tenerte a mi lado, tu junto a mi en tu caballo blanco.
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